martes, 6 de febrero de 2018

ALBERTO UNDIANO MALLENCO ARBITRARÁ EL VALENCIA-BARCELONA SEMIFINAL DE LA COPA DEL REY


Es casi imposible que un árbitro supere a Alberto Undiano Mallenco (Pamplona, 1973) y su récord de partidos en Primera División, pues si no ocurre nada raro, rondará los 350 en la temporada que le queda antes de la jubilación arbitral.
Debutó en primera con 26 años  y sigue teniendo fama de estricto en el campo, pero la edad le ha hecho ganar en mano izquierda. Le ha pasado de todo: una vez, sorteando la portería de los penaltis antes de una final de Copa entre Real Madrid y Barça en Valencia, lanzó una moneda al aire que, al caer, se rompió. Ni cara, ni cruz. Chendo alucinó con aquello.



-Eres el árbitro con más partidos en Primera, ¿te sientes mayor?
-La verdad es que ya son unas cuantas temporadas siendo veterano y sí que percibes, sobre todo de los chicos nuevos que llegan, que te piden consejo y te consultan. No me lo tomo como una responsabilidad en especial. Yo también estaba nervioso.

-¿Es mejor un árbitro de 44 que de 26?
-Según van pasando los años uno va ganando seguridad en el campo, eso es evidente. Además, los jugadores te van conociendo. No digo que ahora sea más sencillo para mí que antes, pero sí recuerdo los primeros años, en los que me veían más joven y me intentaban protestar, presionar... Ahora te respetan más y eso lo hace más fácil.




-Dicen que con los años te has serenado, que cuando llegaste a Primera tenías fama de estricto, de no pasar ni una. Ahora se te ve más dialogante.
-No creo que sea suavizar. Muchas veces la manera de actuar en el campo depende mucho de los jugadores. Si te conocen más y te respetan más, pues te protestan menos y hace falta sacar menos ese carácter que te lleva a amonestar.

-¿Cómo te viste, con 26 añitos, hecho un yogurín, la primera vez en el Camp Nou?-
-Hace ya mucho. Recuerdo que además, en esa época, nos designaban por ordenador y te podía tocar cualquiera. Mi segundo encuentro ya fue un Barcelona-Racing y el quinto, un Valencia-Real Madrid. Y ahí te ves envuelto, en medio de todos esos jugadores que hasta entonces sólo veías en la TV. Era extraño, sí.

-En tantos años te habrá dado tiempo de hacer amistad con algún jugador.
-Hombre, amistad no es la palabra con los futbolistas. No se llega a eso. Hay relación porque estamos todos en el mismo barco. Cuando acaba el partido somos personas normales que nos saludamos, reconocemos errores y no pasa nada.

-¿Te acuerdas de alguno en especial?
-De entonces quedan pocos. Mi primer partido fue un Numancia-Oviedo y me acuerdo de Esteban, que estaba allí. Después nos hemos visto muchas veces. Él hizo un partidazo.




-¿Y qué tal te fue con el Barça?
-Pues bien, era un escenario impactante. Pensé: "Madre mía, qué hago yo aquí si hace tres días estaba pitando partidos de juveniles". Pero una vez que empieza el partido te concentras y ya da igual. Ganaron 3-1 al Racing.

-¿Vas preparándote ya para dejarlo? Te queda poco margen. ¿Lo piensas ya?
-Todavía no. Los años pasan muy deprisa. Parece que fue ayer ese 10 de septiembre de 2000 cuando pité aquel primer partido. La vida pasa muy rápido. Mis compañeros que lo han dejado estos últimos años me insisten en que lo disfrute porque esto vuela. Va todavía más rápido y llegará un día...

-¿Tienes pensado lo que viene después?
-No lo sé. Soy licenciado en Sociología y Ciencias Políticas. He dedicado una parte importante de mi vida a formarme y en tiempos lo compaginé. Después fue imposible, cuando en 2009 empecé con la preparación para el Mundial de Sudáfrica tuve que dejar mi otra actividad. Cuando me retire no sé si retomaré mi actividad anterior. Tengo que ser honesto y decir que veo complicado vivir una vida sin fútbol.

-Hay varias salidas típicas: comentaristas, excolegiados que fichan por clubes... ¿En qué perfil te ves?
-No lo sé, yo no me cierro ninguna puerta porque hay veces que dices "de esta agua no beberé", y bebes. Pero el fútbol es mi pasión. Para comentar partidos hay que valer y saber ponerse delante de una cámara.





-Deduzco que no te apetece mucho.
[Risas]- No sé todavía, la verdad. Pero sí quiero seguir vinculado con el arbitraje. Con la formación o lo que sea. No me imagino una vida sin fútbol.

-Sobre el videoarbitraje, ¿sientes a veces un poco de envidia de tus colegas del fútbol americano o el rugby?
-Es verdad que ves cómo la grada es muy respetuosa, la conversación es pública... Que yo pueda hablar con mi asistente si es penalti o no mientras ve el vídeo es todavía una incógnita. La gente empezaría a chillar, a protestar... Ese tipo de proceso que existe en el fútbol americano aquí es muy complicado, pero no me cierro a nada. El fútbol es el deporte rey, en el 95% de los países con unas normas iguales siempre. Siendo así en tantos sitios, tampoco vayamos a tocarlo mucho porque quizá vaya a perder su esencia.

-¿Cómo es eso?
-Mira, existe otra parte que es la discusión. Yo he escuchado muchas veces que, si no hubiera esa polémica arbitral, ¿de qué íbamos a hablar el lunes en la cafetería?

-Pues no lo sabemos porque nunca lo hemos intentado._Igual funciona.
-Bueno, sí. Y existiría también. Aunque tengamos esa posibilidad de la repetición en vídeo, hay situaciones en las que no llegamos a conclusiones ni aun así. En dos tomas te parece penalti y en otras no... Seguiría existiendo el posible error.

-¿Te gustaría que existiera una figura de un portavoz arbitral que les defendiera cuando se les achacan errores que no lo son, o incluso cuando se equivocan, que tampoco pasa nada?
-No sé si esa figura, pero en momentos puntuales en los que se analizan grandes discusiones, sí. Una de las principales características del árbitro debe ser la de pasar desapercibido.

-¿Por dónde no pasas como árbitro? ¿Qué no toleras?
-No paso, por ejemplo, por una situación de racismo en un campo. Lo paro y ya está. O incluso lo suspendo. Todos sabemos las burradas que se dicen en los estadios y para eso ya hay respaldo en la norma y un protocolo. No lo aceptamos. Lo paro. Si escucho el grito ese del mono, lo paro, no hay dudas.

-¿El tema de las banderas anticonstitucionales, es controlable?
-Hay veces que puedes ver algo, pero durante el partido no puedes estar mirando una pancarta de la grada de arriba. Existen observadores arbitrales y otras personas que velan por eso.

-¿Cuál es el partido más bonito de pitar?
-Como grandes recuerdos me quedo con el primer partido del Mundial. Fue un Alemania-Serbia, 0-1. Ahora, si pudiera, escogería dos, un Boca-River y un Celtic-Rangers. Según me cuentan mis compañeros, ésos son muy especiales. La mayoría de árbitros extranjeros, a esta pregunta, te dirían que un Clásico Barça-Real Madrid. Y yo he tenido la suerte de vivirlo varias veces.

-Cuando un árbitro se va acercando a la jubilación suele terminar diciendo de qué equipo es. ¿Cuánto nos queda para saber de qué equipo es Alberto Undiano?
-Toda la vida, porque no sigo a ninguno en concreto. Fui árbitro tan pronto que nunca hubo un equipo que me llamase mucho la atención. Me gustan mucho todos los deportes, no sólo el fútbol.

-Una curiosidad. ¿Te sientes capaz de arbitrar un partido de baloncesto?
-¡Ufff! El baloncesto y el balonmano me parecen muy complicados por todo el contacto que hay. Ellos te dicen que el fútbol es difícil porque el campo es enorme y a mí me parece complicado lo suyo. El esfuerzo físico es mayor, pero creo que son más difíciles otros.

-¿Has tenido ganas de dejarlo?
-Evidentemente, con tantos partidos sí hubo veces en las que dormí mal. O nada. Después de un partido siempre me cuesta. Cuando has cometido algún error, pues aún peor. Además, eso lo llevo peor con los años. Muchos pensarán que terminas acostumbrándote a eso, pero es al revés, cada vez me da más rabia equivocarme. No sé si es el orgullo, que me pica más, pero después veo la jugada en la televisión y pienso: "¿Por qué no lo he visto?". Le doy muchas vueltas y lo paso mal.

-¿Tienes esos errores identificados? Si tuvieras una máquina del tiempo y pudieras arreglar alguno cuál arreglarías?
-Sí tengo algunos. Prefiero no hablarlo mientras esté en activo. Pero me pasa que, cuando vuelvo a ese campo, voy pensando que a ver si esa vez consigo que me salga todo bien para quitarme la espina anterior. Cuando los errores son en jugadas importantes se pasa muy mal.

-¿Qué haces cuando no pitas?
-Tengo tiempo para todo y disfruto de mis dos hijos pequeños, a los que intento dedicar muchas horas, tareas, actividades extraescolares... Intento dar a mi familia todo lo que no puedo cuando estoy fuera, que son muchos días. Por las mañanas, cuando ellos están en el cole y mi mujer trabajando, es cuando más intento prepararme para los partidos, ya sea físicamente o de otras formas. Las tardes son para ellos.



-¿Te da miedo que tus hijos ahora que Javier ya es mayorcico y destaca en su equipo, que escuche alguna barbaridad forofa contra su padre en el colegio?
-Sí, un poco. Los niños son niños y a veces en el cole dicen cosas, pero no he tenido tampoco la experiencia de que ninguno haya venido llorando a casa. El mayor no es nada futbolero, no le gusta. Al pequeño un poco más, pero él sabe defenderse bien sin problemas. Para el hijo de un árbitro es lo mismo que para el hijo de un jugador: le dirán que su padre falló un penalti, o lo que sea.

-¿Y ellos son críticos contigo? ¿Te recuerdan algún fallo?
-El mayor es totalmente contrario al fútbol. Lo relaciona con que su padre está fuera de casa y no le gusta. Me pregunta por mis viajes, por los hoteles, pero creo que no ha visto ni cinco minutos de un partido en su vida. El pequeño sí ve las jugadas y a veces intenta picarme un poco: "¡Vaya mano te has comido!". Lo normal, con 10 años. Cuando luego por la calle alguien dice algo de su padre ya se encarga él de sacar las uñas y defenderme.

-¿Y María, tu mujer?
-Sí, a ella le gusta mucho el deporte. Un árbitro necesita la comprensión de su familia para que te aguanten los genios de haber hecho un mal partido. Que entienda la cantidad de horas que tengo que dedicarle, la cantidad de viajes... No estuve en el nacimiento de ninguno de mis dos hijos porque tenía que arbitrar.

-¿Cómo fue eso?
-En el primero estaba arbitrando en un Europeo sub 19 en Irlanda. El segundo estaba yo en Zaragoza y fue todo tan rápido que ni aunque hubiera vuelto corriendo habría llegado. Uno no controla cuando las cosas se adelantan, o algo así. Uno se atrasó y el otro se adelantó.



-¿Hay más nivel que cuando empezaste?
-Los árbitros ahora mismo son mejores que hace 10 años. Hoy somos atletas. Los chicos que suben tienen unas marcas buenísimas y 20 años de diferencia se notan. Pero yo también me cuido más ahora y no tengo problema. La motivación es intentar que no se me vayan muy lejos esos chicos de 20 años menos.

-¿Cómo andas de motivación? No me parece que tengas ganas de dejarlo.
-Cada día estoy más ilusionado. Mi mujer me dice que cuando recibo un partido ahora, me brillan más los ojos que hace 20 años, y es verdad. La Liga española es una pasada.

-¿Te hace ilusión el próximo Valencia-Barcelona semifinal de la Copa de Rey con sólo 1-0 de ventaja culé en la ida?
-Claro. Cuando te designan para un partido importante como ése, o uno del descenso o lo que sea, es que confían en ti y es bonito. Ser parte de la historia de esta temporada es muy motivador. Sigo teniendo mariposas en el estómago antes de salir al césped.

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